Abrasivos plásticos: para un tratamiento superficial más suave
Los abrasivos plásticos han demostrado su valía para un tratamiento más suave de superficies de materiales blandos. Estos se utilizan para el desbarbado suave, el redondeo de cantos y el pulido de latón, aluminio y cobre.
El peso del abrasivo plástico es la mitad que el de un abrasivo cerámico equivalente. Con él, es posible evitar prácticamente el astillado incluso cuando soporta cargas mecánicas elevadas (procesos intensivos con piezas de alto peso) y, además, el uso de abrasivos de gran tamaño tampoco daña la superficie de la pieza. Otra ventaja es que si se produce una incrustación de un abrasivo en un orificio o ranura en piezas complejas, estos pueden reconocerse y eliminarse más fácilmente que los más duros abrasivos cerámicos gracias a su llamativo color.
Todos los abrasivos plásticos producidos por Rösler pasan por varias etapas relevantes para la calidad durante su proceso de fabricación y que son importantes para asegurar la calidad superficial que puede conseguirse en la aplicación. También prestamos especial atención a que no haya variaciones en la capacidad de abrasión y eliminación de material de los productos abrasivos. Esto lo conseguimos gracias a una cuidadosa selección de las materias primas, una tecnología moderna y eficiente, así como con un tratamiento térmico especial a lo largo del proceso de fabricación.
Nuestras variantes de eficiencia en plástico
Abrasivos tipo N
Prácticamente todos nuestros abrasivos estándar están disponibles en la versión N, con baja generación de espuma. Los abrasivos no espumógenos garantizan una mayor estabilidad del proceso y minimizan la aparición de residuos en las piezas y la máquina vibradora. Se consigue así un tratamiento óptimo y unos resultados de acabado mantenidos en el tiempo, con un impacto ambiental menor, al emplearse menos recursos (agua, compuestos químicos y productos de limpieza de las aguas de proceso); ello revierte a su vez en una disminución notable de los costes globales.